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La trágica historia de Nahel M: el joven de 17 años cuya muerte a manos de la policía desencadenó un vendaval de protestas en Francia

La trágica muerte de Nahel M: un disparo policial que desencadena una ola de indignación en Francia.


La muerte de Nahel M a manos de la policía ha sacudido a Francia, generando disturbios en diferentes ciudades, especialmente en Nanterre, donde ocurrió la tragedia.

Las autoridades informaron que durante las protestas en todo el país, se realizaron 667 arrestos, mientras los manifestantes arrojaban objetos y pirotecnia a la policía, incendiaban automóviles y dañaban el mobiliario urbano.

El joven tenía una trayectoria educativa caótica, aunque se había inscrito en una universidad en Suresnes, cerca de su lugar de residencia, con la intención de formarse como electricista.

A pesar de sus dificultades académicas, Nahel era muy querido en Nanterre, donde vivía junto a su madre, Mounia, y aparentemente nunca había conocido a su padre.

El día del incidente, antes de que su madre saliera a trabajar, le dio un cálido beso y le expresó su amor. Poco después de las nueve de la mañana, mientras conducía un automóvil Mercedes, recibió un disparo mortal a corta distancia durante un control de tráfico al intentar huir.


El policía responsable de su muerte fue acusado de homicidio y, a través de su abogado, expresó su devastación y pidió perdón a la familia del joven.

La madre de Nahel encabezó una masiva manifestación de protesta, donde exclamó: "Le dediqué todo. Solo tengo uno, no tengo 10. Él era mi vida, mi mejor amigo".

Sus seres queridos lo describen como un joven amable y bondadoso. Sin embargo, el líder del Partido Socialista, Olivier Faure, declaró: "Negarse a detenerse no justifica matar. Todos los niños de la República tienen derecho a la justicia".

Entre el rugby y la formación profesional: Nahel había formado parte del club de rugby Piratas de Nanterre durante los últimos tres años y participaba en un programa de integración dirigido por la asociación Ovale Citoyen, que busca ayudar a adolescentes con dificultades escolares. Además, estaba aprendiendo el oficio de electricista.

Jeff Puech, presidente de Ovale Citoyen, conocía bien a Nahel y lo describía como un joven que encontraba en el rugby una forma de superarse. Puech elogiaba su actitud ejemplar, alejada de la imagen negativa que se ha difundido en las redes sociales.

Nahel había conocido a Puech cuando vivía con su madre en el suburbio de Vieux-Pont de Nanterre, antes de mudarse a una vivienda en la urbanización Pablo Picasso.

  • El estigma de las minorías: No pasa desapercibido que Nahel y su familia tenían origen argelino. En una pancarta desplegada en la carretera de circunvalación de París frente al estadio Parc des Princes se podía leer: "Que Alá le conceda misericordia".

En otra ciudad francesa, un joven pedía justicia para Nahel y afirmaba: "La violencia policial ocurre todos los días, especialmente si eres árabe o negro".

Sin embargo, el abogado de la familia, Yassine Bouzrou, afirmó que este caso no se trata de racismo, sino de justicia. Según él, en Francia existe una cultura de impunidad debido a la protección legal y judicial hacia los agentes de policía.

Nahel había sido sometido a hasta cinco controles policiales desde 2021 y recientemente había sido detenido por negarse a cooperar. Debía comparecer ante un tribunal de menores en septiembre.

La muerte de Nahel y los disturbios que han surgido en su nombre son un recordatorio para muchos en Francia de las protestas ocurridas en 2005, cuando dos adolescentes, Zyed Benna y Bouna Traoré, fallecieron electrocutados mientras huían de la policía después de un partido de fútbol, al chocar contra una subestación eléctrica en Clichy-sous-Bois, un suburbio de París.

"Podría haber sido yo, podría haber sido mi hermano pequeño", expresó un adolescente de Clichy al medio francés Mediapart, refiriéndose a la muerte de Nahel M.

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